Ramón Emeterio Betances

Por Maestro José Galarza 27 abr 2009

Ramón Emeterio Betances

Ramón Emeterio Betances nació el 8 de abril del 1827 en el pueblo de Cabo Rojo, al sur oeste de Puerto Rico. Hijo de una familia acomodada tuvo una niñez feliz, como el mismo recuerda. Los abuelos paternos y el padre de Betances eran de origen dominicanos, que habían emigrado a Puerto Rico en algún momento a principios del siglo XIX. Se desconoce la fecha exacta de cuando se establece la familia Betances en la Isla.
Los Betances eran considerados como una familia acomodada en Cabo Rojo.
La madre de Betances lo fue María del Carmen Alacán, natural de Cabo Rojo, Puerto Rico y de reconocida posición económica en el pueblo.
Doña María contrae nupcias con don Felipe Betances en el 1812.
En el 1837, cuando Betances apenas contaba con diez años, pierde a su madre.
Es en ese mismo año que el joven Betances es enviado a Toulouse, Francia a comenzar estudios formales.
Betances comienza, en el 1837 una nueva vida en un colegio en el sur de Francia. Una de las tareas más difíciles para el joven puertorriqueño fue la de aprender un idioma foráneo y adaptarse a un país y un ambiente diferente.
Mientras tanto, en Puerto Rico, su padre don Felipe se casa nuevamente en el 1839.
Betances termina los bachilleratos en Letras y Ciencias en Toulouse, requisitos para estudiar medicina. Se matricula en el 1848 en la Escuela de Medicina de la Universidad de París. Precisamente ese año que fue clave en su trayectoria revolucionaria, pues vivió y participó a los 21 años de ese momento histórico al implantarse la Segunda República francesa.
A esa edad Betances sella su compromiso con las causas justas. Es para ese mismo año que se declara partidario de la independencia de Puerto Rico, rechazando el autonomismo y el anexionismo de la época.
Esos años en el París revolucionario, fueron difíciles, pues está dedicado a sus estudios de medicina que le toman tiempo. Para esa época Betances escribe poesía y cultiva a través de su primera novela «Los Dos Indios» (1853) el tema indianista en la literatura. Posición que comparte con Alejandro Tapia. Betances se identifica en sus escritos con «las ansias de libertad de nuestros primeros moradores.
La crueldad de la conquista, los dolores y las amarguras de aquella cristiana empresa…» critica el coloniaje, pues para él la palabra conquista es igual a la de exterminio.
Algunas de sus obras fueron la «La Virgen de Borinquén» (1857); «Los Viajes de Escaldado» (1887); «La Cortesana de París» y «Un premio para Luis XIV» (comedia). Sus obras fueron escritas en francés, lengua que el dominaba como a su propio idioma.
Betances defendió su tesis doctoral en el 1855 sobre las causas del aborto. Hay que dejar establecido que luego de más de 150 años de haberla presentado, su tesis todavía presenta aspectos que son vigentes hoy en día.
En el 1856 regresó a PR revalidando y obteniendo licencia para ejercer su profesión de médico -cirujano en la Isla.
El joven médico se estableció en Mayagüez en el 1856, año que se desata la peste colérica causando estragos monumentales. Son el Dr.
Betances y el Dr. José Francisco Basora quienes dan la voz de alarma y para combatir la epidemia ordenan quemar los barracones de las haciendas en que vivían los esclavos. Esta medida además de ser una de prevención sanitaria, constituyó una fuerte condena y denuncia a las condiciones en que vivían los esclavos en la Isla. Como se sabe los estragos mayores fueron entre los pobres y esclavos del país. Betances fue acusado de no poner suficiente atención a los que vivían en la guarnición militar en el pueblo. Betances se convirtió inmediatamente en un obstáculo para los poderosos en la Isla.
Para el 1856, el Dr. Betances junto a Segundo Ruiz Belvis, Francisco Basora y otros exponiendo su vida ante el gobierno español crearon unas sociedades que liberaban a los recién nacidos al ser bautizados (ellos pagaban 25 pesos) o sacaban a los adultos del país a países donde pudieran vivir como hombres libres. Esto le causó mayores problemas a Betances y a los otros que eventualmente tienen que abandonar a la Isla, siendo este el primer destierro de Betances que se tiene que ir a Francia.
El Dr. Betances regresó a la Isla en 1859 ofreciendo sus servicios médicos en Mayagüez, estableciendo una buena clientela que lo hizo prosperar económicamente. El estableció un hospital en su propia casa en Mayagüez donde el atendió y admitió a los pobres, como si fuera un asilo de caridad. Así que es que comienza a conocerse en Mayagüez como el «Padre de los Pobres».
Es en el 1861 cuando Betances hace un viaje a la República Dominicana y se encuentra que los dominicanos estaban luchando para restaurar la independencia que le había arrebatado la Corona española.
En la vecina Quisqueya el malestar se recrudeció y Betances siguió de cerca la situación iniciando gestiones de solidaridad con el pueblo dominicano provocando su segunda expulsión del país.
Ya acabada la guerra en la República Dominicana, Betances regresó a la Isla donde él entiende que su compromiso primario es continuar con lo que había estado haciendo desde el 1856, en la clandestinidad, preparando grupos para la lucha por la independencia.
En el 1867, Betances y Ruiz Belvis escapan de Puerto Rico ya que existía una orden de expulsión en su contra por sedición. Ese mismo año organizaron el Comité Revolucionario de Puerto Rico y se dirigió a San Tomas para continuar sus preparativos para liberar a Borinquén.
El Grito de Lares
Betances pensaba que Puerto Rico estaba listo para la lucha por la independencia, pues el malestar en contra de los españoles era mucho y había aires de conspirar contra España. Los separatistas sin embargo tuvieron que anticipar sus planes, al conocer que el gobierno español estaba enterado de sus planes. Los grupos separatistas contaban con pocas armas y municiones y menos preparación y experiencia militar.
A Betances se le hizo imposible llegar a Puerto Rico con el barco «El Telégrafo». En San Tomas los esfuerzos del gobierno español y las autoridades coloniales danesas impidieron la salida del Dr. Betances con un grupo de 3000 hombres.
Betances tuvo que irse a Curazao. Al enterarse de que la fecha se había adelantado salió de Curazao, pero ya era muy tarde.
Betances, perseguido en el Caribe, tiene que irse para Nueva York y desde allí, junto con grupos cubanos que conspiran, apoya la guerra de los 10 años en Cuba.
Desde Nueva York Betances, «se desvela por la independencia: conspira activamente, escribe cartas y proclamas, polemiza con los reformistas y redacta importantes artículos sobre las enfermedades del colonialismo en las Antillas».
El 23 de marzo del 1873 fue abolida la esclavitud en Puerto Rico pero Betances no pudo estar presente para celebrar lo que fue una de sus luchas.
En el 1898 cuando los estadounidenses invadieron a Puerto Rico el exhorta a los puertorriqueños a recibir a los invasores con banderas de Puerto Rico para que tuvieran claro que estaban allí para liberarnos pero no para quedarse. Betances fue siempre un ser infatigable en la búsqueda de su ideal, de su sueño, de ver a sus Antillas unidas en una sola.
El Antillano estuvo unido por ideales y convicciones con Eugenio María de Hostos, José Martí, Céspedes, Luperón, Geffrard, Petion, Rius Rivera, Lola Rodríguez de Tío, Maceo, Máximo Gómez, Basora y miles de otros.
Betances murió un 16 de septiembre del 1898 en su otra patria: Francia.
Sus cenizas fueron traídas a su adorado Cabo Rojo un 6 de agosto del 1920.
Ese día las campanas de todas las iglesias fueron tocadas y miles de puertorriqueños se lanzaron a las carreteras para ver pasar el féretro.
Es la universalidad de sus ideas lo que lo convierte en un hombre de todos los tiempos. Demostró su audacia y valentía en sus posiciones en contra del racismo. Fue un firme creyente en una verdadera revolución que transformara la sociedad puertorriqueña y antillana. Cargó con las banderas de la democracia y la justicia. Le sirvió a los desvalidos sin considerar sus necesidades. Su amor por sus Antillas, por su Caribe, por su Puerto Rico lo convirtió en uno de los gigantes de nuestro mundo.
Después de todo el Dr. Betances sigue siendo: El Antillano, El Padre de los Pobres, El Padre de la Patria.

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